¿Deseas viajar en el Infinito? ¿Un poquito? ¡De acuerdo! Todos conocen el Mensaje: somos el Infinito tomando consciencia de sí mismo. Esta es la filosofía más elevada del Universo. Somos el Infinito adquiriendo consciencia de sí mismo.
Desde el momento en que te despiertas por la mañana, siéntelo. Siéntelo profundamente. Cada uno de ustedes es el centro del Infinito; sin embargo, el Infinito, por definición, no tiene centro. Pero cuando sientes el Infinito, te conviertes en el centro. Y si un millón de personas sienten el Infinito, ¡entonces el Infinito tiene un millón de centros!
¿Cuántas personas en la Tierra sienten el Infinito? Los Raelianos, algunos budistas, algunos otros en diversas tradiciones… ¿estos son todos? Pero cuando mires al cielo, siente cuántos seres en otros planetas también sienten el Infinito. No estamos solos en el Infinito del Universo. ¡Siente su presencia! Ni siquiera necesitas mirar al cielo; mira tu dedo. Hay personas en tu dedo sintiendo el Infinito. Estamos inmersos en un baño de Infinito. El Infinito está en todas partes.
Esta mañana, vi a destacados científicos debatiendo y alegando sobre el Infinito. Discutieron durante horas, intentando comprender de dónde venimos y por qué estamos aquí. Finalmente, uno de los más avanzados dijo: «Todo comenzó con el Big Bang. ¿Pero dónde ocurrió el Big Bang? ¿Y qué existía antes?».
Yo reía y lloraba frente al monitor. Los astrofísicos más brillantes y, sin embargo, terminan atrapados por sus propias preguntas: si —porque aún dudan— hubo un Big Bang, ¿dónde ocurrió? Tuvo que ocurrir en algún lugar. ¿Pero qué había a su alrededor? Otro dice: «Nada». Entonces, algo ocurrió en la nada. ¡Muy interesante!
¿Y qué existía antes? La misma respuesta: «Nada». Entonces, la nada creó algo. Pero, otro dijo: «La base de la ciencia es que la nada no puede surgir de la nada». Se ven acorralados por su propio razonamiento. Se mire como se mire, debe haber algo antes, y debe haber ocurrido en algún lugar. Ese algo es el Infinito.
Y ustedes, los Raelianos —gracias al Mensaje de los Elohim— no tienen problema con esta pregunta. Esta es la respuesta. [Maitreya muestra el símbolo.]
Pero los supuestos científicos racionales no pueden responderla. Quieren ser racionales, materialistas y causales. Sin embargo, admiten que «nada puede surgir de la nada y todo tiene que ocurrir en algún lugar», aunque siguen afirmando que todo surgió de la nada. Se encuentran en un callejón sin salida, hablan y hablan, e intentan explicar…
Gracias a los nuevos descubrimientos en física cuántica, llegaron a una conclusión similar a la que les enseñé hace unas semanas. Ahora dicen que «todo está conectado mediante la vibración» y que «la vibración del Universo creó el Big Bang». Interesante, ¿verdad? Luego añaden: «No sabemos qué es esta vibración; debe estar relacionada con la gravedad».
Pero ¿quién habló recientemente de los gravitones? Según ellos, la gravedad existía antes que cualquier otra cosa: ¡gravedad sin materia! Sin embargo, no puede haber gravedad sin algo que la cree. Hay gravedad en la Tierra porque la Tierra existe. La manzana cae por la atracción gravitatoria de la Tierra. La Luna orbita la Tierra por la gravedad. Nosotros y el Sol nos movemos por la galaxia por la gravedad.
Entonces, dicen que el Big Bang estaba relacionado con la gravedad, y de nuevo se contradicen. ¡Gravedad creada por la nada! ¡Interesante! Necesité un pañuelo; me reí muchísimo, es una tontería. ¡Qué idiotas!: «La nada creó algo, usando la gravedad creada por la nada». ¡Estas son las reflexiones de los científicos más importantes de la Tierra!
Tú, en cambio, estás más avanzado. Comprendes lo que es: el Infinito, en el espacio y en el tiempo. Cuando preguntas qué existía antes del Big Bang, te conectas con el Infinito en el tiempo. No puede haber un comienzo. Todo lo que existe siempre ha existido, como materia o energía, y siempre existirá. Somos eternos, incluso si nunca vamos al planeta de los Elohim. La materia dentro de tu cuerpo existirá por siempre.
Siéntelo. Eres eterno y estás expresando el conocimiento del Infinito. No necesitas una alta formación científica para comprenderlo. Los científicos más brillantes de las mejores universidades terminan estancados. Pero tú, gracias al Mensaje de los Elohim, no estás estancado. El Infinito no tiene límites. El Infinito es.
Y volviendo a la pregunta que le hicieron a Buda: “¿Quién eres?”, él respondió: “Yo soy”.
¿Qué es el Infinito? Es Si intentas usar la mente consciente para explicar el Infinito, te estancas. Nunca intentes explicar el Infinito. ¿Qué es el Infinito? Es. Tú eres. ¿Eres? Nosotros somos. Pero no puedes explicarlo.
¿Qué es el amor? Lo mismo. Es. No puedes explicar el amor, el verdadero amor. Puedes explicar las hormonas, la atracción física, la química. Vemos pechos bonitos y reaccionamos, y las chicas son como las cataratas del Niágara; eso es biología, no amor.
El amor es la sensación de unidad, la desaparición del “yo”. Por eso no me gusta decir “te amo”. Expresa separación: “yo”, con mi enorme ego, te amo a “ti”, a tu enorme ego. Prefiero decir “nos amo”.
Somos uno con el Infinito. “Somos uno con el Infinito, somos uno con la eternidad”. Esa es la canción: todo está dentro de ella. El amor es la sensación de unidad con otros seres humanos, con seres en la Tierra o en otros planetas, con las personas que tienes cerca, con los animales, las plantas, los árboles. Somos uno.
Esta sensación de unidad es amor. Cuando tienes este nivel de amor, vuelas, no puedes sentirte solo ni deprimido, porque eres Infinito. Siéntelo desde el momento en que despiertas y consérvalo contigo.
Siempre me incomoda un poco cuando la gente dice: “Acabo de meditar”. ¿Cuánto tiempo? La verdadera meditación nunca empieza ni termina. No es como correr o hacer ejercicio, donde empiezas y paras. Si meditas, meditas constantemente; nunca empieza ni termina. La meditación real es infinita: «Yo soy». No puedes decir: «Meditaré cinco minutos». Quizá un minuto, quizá un segundo; te limitas, te separas del Infinito. Puedes decir: «Ahora empieza la meditación», y nunca terminará. Entonces te conviertes en un Buda. Buda nunca dijo: «Ahora meditamos». ¡No, es! Si eres amor, la meditación nunca termina.
Pase lo que pase —gente mala, accidentes, incluso bombas atómicas— permaneces en meditación.
Cuando la bomba atómica cayó sobre Hiroshima, ¿qué hacía la gente? O si estás en un avión a punto de estrellarse —me encanta esta experiencia, pasé mucho tiempo en aviones—, cuando hay turbulencias, ves el miedo en los rostros de la gente; están aterrorizados de morir. Pero si estás meditando, si lo estás, no hay miedo. ¿Por qué tener miedo? ¿Te hace sentir mejor? ¿Cuántos miedos has tenido en tu vida? Haz una lista; puede que sea larga. O, si no tienes miedo, te conviertes en un Buda; y eres.
Si estás meditando, puedes ver caer la bomba y sabes que no hay necesidad de correr. Morirás de todos modos. La gente que no está en meditación correrá y gritará. Recuerdo una vez que el avión temblaba tanto que las alas se movían como las de un pájaro. Le pregunté a mi pareja: «¿Qué harías si las alas se rompieran de repente?». Sabes que morirías en cuestión de minutos. ¿Qué harías? ¿Gritar serviría de algo? Para nada. Es pura emoción, un miedo terrible, pero no cambia nada. El avión se estrellará grites o no. Entonces, ¿para qué gritar? ¡Interesante! Puedes correr hacia la parte delantera del avión intentando escapar, o hacia la trasera; te estrellarás de todas formas.
Lo mismo ocurrió con la bomba atómica de Hiroshima. Lo mismo con tu vida.
Lo mismo con la muerte. La gente le tiene tanto miedo a la muerte, pero es inevitable para todos, algunos antes, otros después. Si estás meditando, ¿tienes miedo de que llegue la muerte? ¿O estás disfrutando de los pocos segundos en los que aún estás vivo? El resultado será el mismo. Tanto si tienes miedo de decir «No quiero morir» como si estás meditando, tu corazón se detendrá de la misma manera y estarás muerto en una semana. Es inevitable para todos, así que ¿por qué tener miedo? Cuando comprendes que desde el momento en que naces te estás preparando para morir, es interesante y un ejercicio profundo sentir la suerte que tenemos de estar vivos y de morir, porque si no muriéramos, no apreciaríamos tanto la vida.
Así que disfruta cada segundo… ¿de qué? Del Infinito y la eternidad.
Nacer y morir: no hay diferencia. De todos modos, existimos. Mejor disfrutar, bailar, cantar: para eso estamos vivos. Somos el Infinito bailando, riendo, contando chistes, masturbándose. Somos Infinito masturbándose.
Cuando sientes eso, tu vida se convierte en un arcoíris de placer.
